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Amanece, que no es poco. Canta un gallo, como siempre, y le contesta o le entorpece un saxo entre la niebla. Un saxo de payaso que nos guía hasta las calles de un pueblo amanecido…
Ese era el comienzo del guión de una serie televisiva cuyo título era «Ab urbe condita», que José Luis Cuerda escribió para Televisión Española en el año 1984. Un proyecto de serie que no salió adelante pero que el propio director de El Masegoso se encargó posteriormente de que no quedase olvidado en el cajón, convirtiéndolo en película bajo el título del comienzo de las primeras líneas del guión. El resto es historia del cine español.
«Amanece, que no es poco» es, hoy día, la película de culto por excelencia de nuestro cine, aquella que tiene la mayor y más importante legión de fans dentro del cine español, autodenominados «amanecistas». Aquella de la que todo aquel que la ha visto recuerda sus líneas de diálogo, sus inenarrables situaciones y momentos cumbre del absurdo así como sus personajes únicos y singulares. Este post igual no es necesario, pero sí que es contingente.
Arkangel, CC BY-SA 2.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0>, via Wikimedia Commons
Comedia del «subruralismo»
Comenzamos a definir una palabra que no está en la RAE, ni falta que le hace. Subruralismo. Un acrónimo que proviene de la unión de dos términos; surrealismo y rural.
“¡Yo no aguanto este sindiós!”
Surrealismo es una corriente artística donde predomina la expresión irracional e instintiva de las cosas, con un toque de absurdo y de ininteligibilidad y alejado de preocupaciones morales y/o estéticas.
– ¡Pero qué buen maestro es usted, Don Roberto! -Rural nada más, Elena”.
Rural refiere a todo lo relativo al campo y a las labores propias de la agricultura y la ganadería.
José Luis Cuerda es el padre de esta fusión, de este concepto que mezcla lo surreal con el campo para parir comedia de situaciones absurdas pues su cine siempre ha bebido de la gente y entornos rurales, no solo en su cine abiertamente cómico («Así en el cielo como en la Tierra», «Amanece que no es poco», «Total», «Tiempo después») sino también en el que no lo era («El bosque animado», «La lengua de las mariposas», «La marrana»). Así como también ha abrazado el surrealismo de manera frontal y decidida.
«Total» (1983) película televisiva donde ya se apuntaban maneras, ideas (incluso reparto) que Cuerda repetiría en «Amanece que no es poco» (1988) y, posteriormente en «Así en el cielo como en la Tierra» (1995) conformarían la trilogía del «subruralismo» con el humor y el absurdo como elementos comunes.
En su última película, «Tiempo después» (2018), Cuerda retomaría, a modo de colofón, el subruralismo como motor de su obra.
¿Qué tiene Amanece que no es poco que no tengan otras?
“Yo podía haber sido una leyenda, o una epopeya si nos juntamos varios”
Podríamos afirmar que todo. No hay película igual. Ni que se le parezca lo más mínimo. No nos atrevemos a aportar una sinopsis. Si nos fijamos en la que ofrece Filmaffinity es posible que tampoco podamos extraer una conclusión clara de su trama argumental principal:
Teodoro, un ingeniero español que es profesor en la Universidad de Oklahoma, regresa a España para disfrutar de un año sabático. Al llegar, se entera de que su padre ha matado a su madre y, para compensarlo de la pérdida, le ha comprado una moto con sidecar para viajar juntos. Así es como llegan a un remoto pueblo de montaña que parece desierto; lo que ocurre es que todos los vecinos están en la iglesia, porque la misa es un auténtico espectáculo. Padre e hijo asisten a las elecciones que se celebran cada año para designar alcalde, cura, maestro y puta. Además, al pueblo ha llegado un grupo de estudiantes de una universidad norteamericana, unos meteorólogos belgas, un grupo de disidentes de los Coros del Ejército Ruso e incluso invasores camuflados de un pueblo cercano.
Es un film singular dotado de una estructura y un humor anárquico, poblado de personajes con extrañas motivaciones y comportamientos pintorescos. La película de un pueblo con habitantes que nos son familiares (el cura, el alcalde, el tonto del pueblo, el maestro, los guardias civiles) pero de inesperadas conductas y procederes.
El maestro, el cura, el alcalde..
Desde el maestro del pueblo, Don Roberto, que canta a sus alumnos sus clases de ciencias naturales con una pieza musical de letra muy «Causa, admiración, como trabaja el corazón», «No es una máquina, tampoco es un motor, sólo es una víscera, se llama corazón». «Por sus dos ventrículos y sus dos aurículas la sangre cabalga como el malo en las películas. Pues si algún día poco a poco deja de latir. Prepárate, que te vas a morir».
El alcalde, –«¡Viva el munícipe por antonomasia!»– que pasea por el pueblo del brazo de su turgente acompañante (y comunal a petición popular) con todos los lugareños reunidos a su alrededor para celebrar elecciones a cura, tonto, puta..
El cura, receloso del recibimiento al alcalde, «Hombre, es que si fuera en fiestas señaladas, todavía. Pero ya le ha cogido el gusto y quiere que se le monte el recibimiento cada vez que vuelve de la capital. Dos veces en lo que va de mes».
Estos son solo tres ejemplos de personajes de entre los muchos que deambulan por el pueblo protagonista. Desde el hombre plantado, al hombre razonable, al paciente terminal, a los estudiantes Americanos del Norte, de la inexistente Universidad de Eaton USA, para ser más inexactos. Porque precisamente es eso, deambular, andar de aquí para allá, encontrarse, charlar, es lo que hacen los personajes de «Amanece que no es poco» y es lo que mueve la película, algo así como una road movie coral de andares de aquí para allá.
La coralidad; el reparto
Uno de los muchos puntos fuertes de «Amanece que no es poco» está en su reparto coral. En su abundante y rico universo de personajes están muchos de los grandes interpretes de nuestro cine junto a algunos habitantes de Ayna, Lietor y Molinicos y algún que otro albaceteño que ejerció de figurante o incluso tuvieron un pequeño papel con algunas líneas de guión.
De Saza a Ciges pasando por Resines
Desde José Sazatornil Saza como cabo de la Guardía Civil, hasta Teodoro y su padre, Antonio Resines y Luis Ciges, pasando por Cassen como párroco del pueblo, Pastora Vega como la labradora que siembra al hombre plantado en el bancal, Ferrán Rañe, pasando por Gabino Diego, cabecilla y portavoz del grupo de estudiantes de America del Norte u otros como Fedra Lorente, Chus Lampreave, Antonio Gamero, Rafael Alonso, Manuel Alexandre, Aurora Bautista, María Isbert, Miguel Rellán, Guillermo Montesinos, Ovidi Montllor, Queta Claver, Tito Valverde, Violeta Cela o Enrique San Francisco.
Una coralidad que Cuerda ha repetido posteriormente en su cine. En Así en el cielo como en la tierra, repetían Luis Ciges, Enrique San Francisco, Manuel Alexandre, Chus Lampreave, Antonio Gamero o Gabino Diego y junto a ellos otros como Paco Rabal, Jesus Bonilla, Fernando Fernán Gómez, Monica Molina, Alicia Sánchez, Saturnino García, Juan Luis Galiardo, Alex Angulo o Roberto Cairo. En Total, Manuel Alexandre, Luis Ciges, Chus Lampreave o Miguel Rellan ya figuraban en su reparto.
El resultado final
“Trae algo de Góngora, que tengo yo cuerpo de Góngora…”.
Tras meses de rodaje en la Sierra albaceteña allá por 1988 y un estreno posterior en el Gran Hotel de Albacete en 1989, donde se congregaron parte del equipo de la película y multitud de albaceteños que deseaban ver la película rodada en su tierra por el albaceteño más ilustre del cine español, José Luis Cuerda, «Amanece que no es poco» no tuvo un buen recibimiento crítico. Una incomprendida de su tiempo, pues la película descolocó a muchos de sus espectadores. A pesar de ello conseguiría tres nominaciones al Goya para el mejor guión, sonido y efectos especiales y pronto se convertiría en una película de culto venerada por todos aquellos que supieron apreciar su inconfundible sentido del humor y carácter único.
El mejor ejemplo la posteridad del film de Cuerda es la quedada «Amanecista» que anualmente se celebra en Ayna y Molinicos en la que fans y admiradores de la película se reunen, celebran, comen, beben y recuerdan/recrean los mejores momentos y diálogos de la película albaceteña por excelencia. Una película única en su especie.
«Pues yo creo que me voy a sacar la chorra»